«La niña, que siempre la llamaron niña.
Cree que sólo es una niña.
Si se dirigen a ella como tal: niña siéntate, niña cállate, niña pórtate bien, niña no digas eso, niña ven.
Hace de niña.
Un día la profesora dice: «los niños que hayan acabado el ejercicio, que salgan», ella no se mueve.
> ¿Por qué no sales?
> No, como dijo los niños…
> ¡Niña!, cuando digo los niños es todo el mundo, tú también.
Ella sale y piensa: cuando dice los niños también soy yo; y cuando vuelve del recreo, dice la profesora: «los niños que se quieran apuntarse al fútbol que levanten la mano», ella la levanta.
> ¡Qué no, que dije los niños!». Y claro, ella piensa: ¿niños no es todo el mundo?
Desde ese momento estás preparada para contestar a lo que te echen, tú ya sabes que a veces eres “los niños” porque es genérico, pero a veces no eres, porque es específico, son solo los niños varones.
Ellos siempre están incluidos, nosotras, a veces.
Y yo digo que de ahí viene la famosa intuición femenina de pasarse toda la vida adivinando por el contexto ¿me estarán nombrando? ¿Estaré yo?»
«Como se enseña a ser niña, el sexismo en la escuela» de Monserrat Moreno.